domingo, 21 de noviembre de 2010

LA TIERRA PARA QUIEN LA PRODUCE; 1964, 1973, 1994, Y, 2010-2011? – El Guabo

Por motivos personales, he estado fuera del blog por algún tiempo, pero poco a poco se van “alivianando” mis compromisos, así que a los pocos lectores les ofrezco mis agradecimientos por la espera.

En este año estuve trabajando en la Ciudad de El Guabo en la Provincia de El Oro en Ecuador, es un Cantón netamente agrícola, en donde los sembríos de banano y las camaroneras resaltan, limita al norte con la Provincia del Guayas y Azuay, al este con el Cantón Pasaje, al Sur con Machala y al Oeste con el Océano Pacífico, es una tierra privilegiada, por su ubicación ya imaginarán sus características, el recorrido que realice fue vía aérea hasta Machala y después por tierra hasta el Cantón en mención.

Tuve la oportunidad de analizar un estudio que realizaron en la zona de El Guabo, sobre los sistemas de riego en la década de los 70, donde se podía apreciar la distribución parcelaria que se había realizado al territorio en las zonas aledañas a las principales fuentes de riego y su evolución en el tiempo y poco a poco van desapareciendo sus límites hasta convertirse en una gran hacienda, de aquí nace la PERCEPCIÓN de esta vez, quiero recordar que esto no se trata de una investigación, es simplemente una mirada a lo sucedido.

El tema cual abordaré en este escrito, apasiona a toda Latinoamérica, ha sido uno de los principales ideales revolucionarios a lo largo de nuestra rica historia; Villa, Cardenas, Castro, Guevara, entre los más conocidos, a nivel nacional Cahuango, Amaguaña, entre muchos más, son y serán un referente mencionados en los procesos de Reforma Agraria pasados, presentes y futuros.

Estamos en continuos ciclos de concentración y desconcentración de tierra, acaso pensamos en estos de forma conjunta y no los podemos desligar, es decir, hoy dividido para mañana agrupar?, acaso nos preocupamos hoy por lo social para mañana preocuparnos por lo económico (dividimos = equidad; agrupamos = competitividad), o consideramos que hemos cambiado el chip para reconocer un proceso de desarrollo económico-social conjunto.

Seguramente uno de los temas más influyentes para las dinámicas sociales, políticas y económicas en el Ecuador ha sido hasta la actualidad la Reforma Agraria. Las características que han tenido sus varias implementaciones la han catalogado como causante de minifundización del agro, migración y desabastecimiento alimenticio, mientras en algunos textos se plantea que nunca fue realmente aplicada; lo que si podemos afirmar es que es necesario realizar una desconcentración de tierra que permita mejorar los niveles de vida en las zonas rurales más vulnerables a través del impulso de la competitividad territorial.

Porqué no funcionaron las Reformas del 64, o del 73, o del 94?, pues cada uno de ustedes estimados lectores virtuales, tienen su propio concepto, pero analicemos algunos puntos que quizás concordemos.

La Reforma Agraria siempre ha estado vinculada con grupos sociales desfavorecidos rurales (entiéndase desfavorecidos como aquellas personas que no poseen los recursos económicos y productivos necesarios para satisfacer sus necesidades), siempre relacionados en un 100% con agricultores de subsistencia, aunque con el tiempo ese porcentaje ha cambiado a otras ocupaciones, pero todavía el mayor de los porcentajes se relaciona con actividades agropecuarias, además estos grupos han estado sometidos bajo ciertas injusticas sociales recordemos el huasipungo y la huasicama, que han promovido el levantamiento y la movilización indígena (caso específico 1964, donde el 73,1% de los predios a nivel nacional tenían menos de cinco hectáreas y en conjunto llegaban bajo diversas formas al 7,2% de la superficie total del Ecuador) por situaciones más justas y solicitando tierra productiva, esto ha generado varias movilizaciones, entre estas y una de las más grandes sucedió en la década de los 60, donde cerca de 12.000 indígenas se trasladan hacia la ciudad de Quito pidiendo mejoras en sus condiciones laborales y tierra para producirla.

Estas movilizaciones más las presiones económicas y sociales de los sectores no agrarios promovieron el establecimiento de la primera Ley de Reforma Agraria en 1964, a pesar de esto la decisión política truncó el proceso ya que se dirigió a la protección de los grandes terratenientes y dueños de las haciendas, entre estos la iglesia católica, otorgando tierras a los campesinos fuera de las haciendas, es decir, extendiendo la frontera agrícola hacia zonas de montaña, productivamente bajas y zonas de selva amazónica, generando un shock social, ambiental y económico inmenso, llevando prácticas y tradiciones productivas de territorios específicos a lugares no apropiados.

En el 73, la ley emitida es el resultado de la continua lucha lograr la justicia social para el pueblo ecuatoriano, pero no tuvo mayores avances en establecer una desconcentración de la tierra justa, nuevamente los movimientos sociales son los principales promotores, en Guayaquil se reunieron alrededor de 45.000 campesinos para reclamar por una reforma agraria.

El índice de Gini después de esta reforma alcanzó el 0,85 (el índice de Gini mientras más se acerca a 1 existe menor paridad), además después de este periodo se evidencia un aumento entre la brecha de superficies mayores en comparación con las menores a 5 ha en relación con la del 64, una de las zonas donde más se aplicó la redistribución de la tierra fueron en las zonas arroceras de la costa y donde menos se aplicó fue en los cantones de modernización agrícola. Entre los causales del fracaso de la ley nuevamente se encuentran los grupos de poder, quienes para evitar que sus tierras sean tocadas, golpean a la estructura política de la época basada en la milicia, lo que repercute en el cambio del Ministro del sector.

Recordemos que en el año 72 inicia la explotación petrolera ecuatoriana, la cual, pudo dar un impulso positivo hacia la consecución de la Reforma Agraria y sobre todo a su sostenibilidad, como fue el caso del proceso mexicano liderado por Lázaro Cárdenas desde la presidencia, este proceso trascendió hasta la actualidad; pero en el país se declararon “prioridades” otros aspectos, hasta ahora tengo en mente las fotos de Velasco Ibarra como Presidente teniendo en manos un barril simbólico de petróleo con las fuerzas armadas a su alrededor, ya supondrán a donde fue ese dinero.

La evolución de la Ley de Reforma Agraria del 73, fue la Ley de Fomento y Desarrollo Agropecuario del 79, la misma que desde mi PERCEPCIÓN, tuvo como objetivo el aumento de manera exponencial de la producción y productividad para satisfacer las necesidades de los ecuatorianos, pero no plantea soluciones al problema del agro, al contrario profundiza las desigualdades sociales, ya que los programas de asistencia a la agricultura quedan limitados a exportadores, neutralizando la Reforma Agraria.

En 1994 se expide la Ley de Desarrollo Agrario, fortaleciendo los derechos de la propiedad  y desincentivando las formas precarias de tenencia de tierra al eliminar las restricciones de transferencia de la misma; limitó las expropiaciones estableciendo el pago en efectivo sobre la base de avalúo público perjudicando al campesino e indígena quienes históricamente no han tenido dinero para comprar tierra; algo que me parece fatal de esta ley, es la autorización de la división de las tierras comunales en parcelas individuales privadas (siempre bajo la autorización de los 2/3 de miembros de la comunidad), esto fomento la creación de minifundios, dividiendo aún más a la sociedad productiva ecuatoriana.

Y ahora en el 2010, la pregunta sería ¿Se intenta iniciar otro proceso de Reforma Agraria?, pues hemos escuchado desde el segundo semestre a la fecha sobre la revolución agraria, pero al menos para un servidor eso no ha quedado claro, aunque hemos visto que se ha emprendido el Plan Haciendas, que distribuye las tierras estatales a comunidades campesinas, asociaciones de productores, pero hasta ahí han llegado, se ha mencionado con fuerza el inició de distribución de tierras mayores a las 500 ha, pero le reducido el nivel a esta idea por las consecuencias políticas que puede traer, al menos eso parece.

De ser este el caso, ¿Qué deberíamos hacer en el 2011 para tener un proceso de “Reforma Agraria” eficiente?

Primero se deberían establecer políticas reales resultantes de procesos participativos que apoyen realmente a los sectores menos favorecidos, a zonas rurales donde la producción de consumo nacional es prioritaria; políticas participativas que puedan ser sostenibles y no estén a disposición de los cambios de cabeza en los Ministerios sectoriales, una alternativa sería que el Ministerio Coordinador gestione la política construida desde las bases sociales a través de los Ministerios Sectoriales evitando, en teoría, el “reciclaje de políticas”.

Además deberíamos reconocer si las políticas que están formuladas pueden realmente aterrizar en el territorio ecuatoriano, existe realmente la capacidad o el INTERÉS de que las políticas y lineamientos establecidos en beneficio de los pequeños agricultores lleguen a ellos?, y esta pregunta engloba además toda la administración pública y sus engranajes, en esta etapa históricamente se ha difuminado todo el trabajo que se ha querido implementar, por lo cual, la pregunta desde las autoridades debería ser ¿Realmente se cuenta con los buyes necesarios para arar el campo, o es necesario cambiarlos?, cambios no por tendencia política, sino por capacidad.

Desde el punto de vista estructural, lo prioritario es mejorar los sistemas de apoyo al agro a nivel nacional, más que repartir tierras por repartir, direccionándolos a los agricultores más vulnerables, en especial los ubicados en zonas rurales; sistemas de crédito (pero crédito real y oportuno, sin objetivos políticos); asistencia técnica diferenciada por zonas y cultivos (esto además implica mejorar los niveles de investigación e innovación a nivel nacional); mejora de la infraestructura rural como mercados, centros de acopio y almacenamiento, este punto muy enlazado con el mejoramiento de vial para la comercialización de productos, entre otros; sistemas de riego a nivel nacional, pero riego efectivo parcelario, que signifique un verdadero aporte para los pequeños agricultores, no que les invite a sembrar en los costados de los grandes canales de tránsito de agua; sistemas de asociatividad que permitan mejorar la competitividad de los pequeños, recuperar sus tradiciones y fomentar el uso adecuado de los recursos naturales, humanos y económicos, entre los principales.

Una vez que el país cuente con sistemas consolidados temporal y sobre todo políticamente, pues entraría una Reforma Agraria con mayor porcentaje de efectividad y con mayor beneficio para el país, esta no se debería fijar en cantidad de tierra, sino en su productividad y producción, como ejemplo práctico si una Asociación de Ganaderos que manejan 500 ha, demuestran el uso eficiente y responsable tanto social, ambiental y económico de la tierra que manejan no existe la necesidad de realizar expropiaciones de este terreno, de lo que tengo entendido se continua discutiendo en el Ministerio del sector el reglamento a establecer para este efecto.

En fin, a la espera de un nuevo intento de desconcentración de la tierra que tan anhelado ha sido por todos los sectores sociales del país, la invitación está puesta para discutir del tema de forma abierta desde nuestro espacio para aportar con nuestro grano de arena para impulsar un desarrollo integral del Ecuador, beneficiando a quienes en verdad lo necesitan y fortaleciendo a la agricultura como el verdadero pilar económico, social y ambiental nacional.

Marco Moncayo Miño

sábado, 4 de septiembre de 2010

LAS NUEVAS MANCOMUNIDADES ECUATORIANAS - Pangua

El Cantón Pangua de la Provincia de Cotopaxi, colinda con los cantones La Maná y Pujilí en su provincia, con los cantones Ventanas y Quinsaloma de la Provincia de Los Ríos y con los cantones Las Naves y Guaranda de la Provincia de Bolívar.

Pangua tiene características netamente rurales, posee una población cercana a los 9000 habitantes, según datos del SIISE la pobreza por NBI alcanza el 90% de la población en general; se encuentra en una zona de transición entre la sierra y la costa, lo cual, le otorga particularidades especiales en cuanto al clima, suelo, agua, entre otros; sus principales actividades productivas son las agropecuarias, los cultivos más comunes en la zona son: café, cacao, maíz, maracuyá, fréjol de palo, banano, naranja, mora, caña de azúcar, malanga y la producción ganadera de doble propósito, entre otros.

Por motivos laborales llegué vía terrestre siguiendo la ruta Quito-Santo Domingo-Quevedo-La Ercilia-Quinsaloma-Moraspungo-El Corazón (estos dos últimos son parroquias del cantón en mención), después de 5 a 6 horas de viaje y diálogo ameno, arribé a El Corazón, la capital cantonal; conozco que otra vía de acceso es Latacunga-Zumbawa-San Francisco, o Latacunga-Zumbawa- La Maná-Ventanas-Quevedo.

La PERCEPCIÓN de este escrito, nace de una reunión mantenida por estas fechas en el cantón en mención con varias instituciones, en donde los temas a tratar estaban muy vinculados a la planificación territorial, en donde la palabra mancomunidad se mencionó con fuerza por varias veces, motivo por el cual, he plasmado estas letras.

Es interesante iniciar analizando el nuevo Marco Constitucional ecuatoriano, específicamente el Artículo 243, de la Constitución Nacional Vigente, que manifiesta “Dos o más regiones, provincias, cantones o parroquias contiguas podrán agruparse y formar mancomunidades, con la finalidad de mejorar la gestión de sus competencias y favorecer sus procesos de integración…..”; estableciendo la posibilidad de que dos o más territorios puedan establecer lazos, vínculos, articulaciones necesarias para asumir de manera responsable las competencias otorgadas por la Constitución; además es necesario tomar en cuenta el Capítulo cuarto, Régimen de Competencias del Título V, Organización Territorial del Estado, en donde se otorgan competencias exclusivas a los Gobiernos Autónomos Descentralizados-GAD’s, estableciendo un primer punto de enlace para cualquier tipo de articulación territorial; para efectos del caso y debido al interés del “escritor”, se tomarán en cuenta dos de estas, primero la planificación y ordenamiento territorial la misma que es una competencia directa de los GAD’s provinciales, municipales y parroquiales; y, segundo, el fomento del sector agropecuario, la cual no es una competencia directa de los Gobiernos Municipales, mas sí de los Gobiernos Provinciales (Art. 263, numeral 6), y de las Juntas Parroquiales (Art. 267, numeral 4).

Como mencioné anteriormente, las competencias son un primer punto de enlace territorial, pero cómo un municipio netamente rural como Pangua, en donde la agricultura es su principal motor de desarrollo puede dejar de fomentar este sector?; podríamos decir que las Juntas Parroquiales deben asumir esa responsabilidad?, la práctica demuestra que no existe la institucionalidad política ni técnica suficientemente consolidada en una Junta Parroquial para asumir la competencia, lo que hace necesaria la intervención del Gobierno Municipal en el fomento productivo en las condiciones mencionadas (recuerdo que es una percepción). Hace pocos días se presentaron los “Lineamientos para la Planificación del Desarrollo y el Ordenamiento Territorial”, establecidos por SENPLADES, CONCOPE, AME y CONAJUPARE, en donde se establece que los instrumentos de planificación y gestión local no deben limitarse por las competencias exclusivas o compromisos propios, sino, tomar en cuenta compromisos incluidos y recomendaciones particulares del territorio, siendo estas últimas, competencias de otros niveles de gobierno, favoreciendo la intervención en mención.

El proceso de descentralización de responsabilidades u otorgamiento de competencias del cual estamos hablando, lo que busca es mejorar el acceso y por ende el uso y utilización del recurso público, para generar un mayor bienestar social, aquí es donde, sin el ánimo de parecer fanático quisiera incluir un par de conceptos de interés obligando a la reflexión del lector, el primero vinculado directamente con el acceso antes mencionado “el éxito de una sociedad debe juzgarse por las posibilidades reales que las personas tienen de elegir el nivel de vida que desean tener, es decir, para el desarrollo es tan importante vivir satisfactoriamente como tener el control sobre la vida propia”; y el segundo sobre bienestar es que “el desarrollo de un estado de bienestar común, no solo se relaciona con indicadores económicos positivos; estos objetivos económicos son solo un medio para alcanzar un fin mayor, la libertad humana; de esta manera afirmamos que el bienestar se mide por el acceso real que tengan la sociedad a las oportunidades”, ambos de Amartya Sen .

Entonces, respetando los procesos particulares de planificación que han emprendido los GAD’s, ¿Cuáles serían las recomendaciones que con estos antecedentes se podrían establecer para la conformación de mancomunidades?

Primero hay que hacer una retrospectiva y mirar que es lo que ha venido pasando en el país, ya que la “unión territorial” no es nueva, ya han existido casos de éxito relativo, uno de estos es la mancomunidad Austro Sur, entre la Provincia de Azuay y El Oro, quienes al identificar un interés común, en este caso el manejo de la cuenca del río Jubones establecieron acciones conjuntas; les menciono de relativo éxito ya que, aunque no puedo profundizar por desconocimiento sobre el manejo que se está dando a la cuenca en mención, se han establecido fuertes lazos políticos entre estas provincias, atrayendo a sus vecinos para formar una gran mancomunidad, entre costa sierra y oriente de la parte sur del Ecuador, este proceso sigue en construcción. Podríamos decir que, el principal punto para establecer una futura mancomunidad es IDENTIFICAR INTERESES COMUNES, vinculados a mejorar la gobernabilidad, competitividad, equidad y sustentabilidad.

Con esta perspectiva los intereses van a estar relacionados con vialidad, servicios básicos, manejo de cuencas hidrográficas, entre otros, pero sobre todo y como tradicionalmente sucede en territorios rurales, los intereses van a estar dirigidos a impulsar el crecimiento económico a través del mejoramiento de la competitividad local; pero caemos nuevamente en el error que hemos venido manejando por años, el crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo; entonces el reto está en identificar intereses comunes que nos permitan mejorar el acceso al bienestar del cual hablamos anteriormente.

Por los motivos expuestos me atrevo a decir que el interés más importante que deben tener dos o más territorios para establecer mancomunidades sostenibles y obtener mayor impacto en sus acciones, debería ser la generación de política pública local y sectorial, que impulse iniciativas en conjunto, aprovechando el proceso de Planificación y Ordenamiento Territorial que deben emprender los GAD’s; política pública que permita “mejorar el acceso real de la sociedad a las oportunidades”, que logre obtener una distribución más equitativa de los beneficios entre todos los miembros de la sociedad y direccione la generación de políticas de estado asegurando su sostenibilidad.